30 julio, 2013

La tierra sin habitantes.

La tierra sin habitantes es un documental producido por National Geographic en el que, en apenas 90 minutos de duración, nos muestra los cambios que sufriría el planeta en caso de que el ser humano desapareciese de la faz de la tierra de golpe.
Sin personas que actuen sobre la tierra la naturaleza comienza a reclamar el planeta. Aviones, coches. barcos y trenes sin control sufren accidentes en todo el mundo. El sistema automático de algunos edificios los mantiene operativos durante unas pocas horas antes de convertirse en gigantescos fantasmas de cristal, acero y hormigón. Los sistemas que proporcionan energía comienzan a deteriorarse y a dejar de cumplir el objetivo para el que fueron creados.
Sin nadie que amenace su supremacía animales y plantas comienzan a ocupar el lugar que cientos de años antes ocupaban los humanos, logrando, con el tiempo, borrar cualquier señal de que un día el ser humano habitó en este pequeño punto azul.



Espero que os guste.

27 julio, 2013

¿Por qué se sienten mal las personas?

“La mayoría de las personas están vacías y se sienten mal porque usan las cosas para deleitar sus corazones, en lugar de usar su corazón para disfrutar de las cosas”

Lin-an

25 julio, 2013

Vals alrededor de Saturno.

Vals alrededor de Saturno es un vídeo compuesto por 200.000 imágenes tomadas por la sonda espacial Cassinni del planeta gigante de nuestro sistema solar, sus espectaculares anillos y todas sus lunas. Las imágenes fueron tomadas en un periodo comprendido entre los años 2004 y 2012.
El video está dedicado a la memoria de Margherita Hack, astrofísica y escritora de divulgación científica fallecida el pasado 29 de junio.
La música que acompaña el vídeo es la Jazz Suite No.2: VI. Waltz 2 de Shostakovich.

13 julio, 2013

Vivir sin Whatsapp.

Me he dado de baja del servicio WhatsApp. Lo aborrezco. Y no será porque lo intenté todo antes de llegar al extremo de anular mi cuenta. Primero fue cuando alguien ajeno a mi entorno más próximo empezó a controlarme a qué hora iba a dormir entre semana. No tengo porqué justificarme, acudo a reuniones periódicas que a menudo se acaban a la una o incluso más tarde de la madrugada. Anda, ayer de parranda, eh, que te desconectaste del guats a las dos de la noche... Busqué por internet si era posible esconder a qué hora usaba este programa. Lo encontré, lo desactivé y la cosa mejoró levemente. Volvía a disfrutar de cierta privacidad.

Más tarde fueron los malditos grupos a los que nadie te pregunta si quieres pertenecer y en los que te encuentras un día atrapado sin poder salir por lo que dirán si lo haces. El teléfono me sonaba a todas horas y me resultaba extremadamente molesto. Volví a recurrir a internet para ver qué podía hacer. Salir del grupo o silenciarlos. Salí de dos o tres intrascendentes y silencié el resto. Al cabo de pocas horas me reclamaban, cómo no, a través de WhatsApp, con cierto enfado, porqué me salía de tal grupo. En otro me preguntaban si estaba molesto por no escribir nada últimamente. No, respondo, simplemente es que me agobiaba atender cuando podía al teléfono y ver 100 mensajes pendientes de leer. Y me agobiaba más no leerlos y que después me exigieran explicaciones por no hacerlo.

"Vivir sin WhatsApp se ha convertido en una paradoja. Estamos fabricando personas conectadas permanentemente al mundo pero ajenas a la realidad que les rodea. Yo me atrevería a decir que en cierta forma estamos enfermando. Pero lo triste es que ahora mismo, para muchos, el único desequilibrado de esta historia soy yo.

La gratuidad de este programa ha derivado en un abuso de dimensiones colosales. En un grupo de 9 personas tenía que aguantar cerca de 30 mensajes de “Buenos días” y otros tantos de “Buenas noches”. Cada mañana y cada noche de cada día. Y fotos y vídeos de “humor” que se traspasaban cíclicamente entre grupos y usuarios que intuyo respondían a un afán de protagonismo de quienes los enviaban. “Ola ke ase” bajo la foto de un zopenco. Yo les hubiera dicho a mis contactos: Por favor, no me mandéis más mierdas, usadlo sólo para cosas importantes. Pero me hubiera buscado más enemistades, lo dejé para otro día.

El guardado automático de imágenes en el carrete del iPhone me jugó una mala pasada. Me enviaron una foto pornográfica. Muy pornográfica. La borré al momento pero se coló en mi iPhone. Gracias a la sincronización de imágenes de iCloud, se coló en mi iPhoto y al de mi mujer. Llevaba meses sincronizando imágenes sin saberlo y cuando un día me puse a mirar fotografías de mis hijos las encontré todas ahí. Y los miembros de mi familia que estaban mirando en ese momento, también.

La gota que ha colmado el vaso ha sido hoy por la mañana cuando una persona ajena a mi entorno familiar y profesional me ha llamado indignado porque no le he respondido a un mensaje. Le he contestado que claro, estoy trabajando, y lo que tiene cuando trabajas es que conviene concentrarte en lo que haces y no perder el tiempo en memeces o contestando mensajes que no son urgentes, que no dan de comer y que puedo atenderlos perfectamente en el momento que se merecen, por ejemplo cuando voy al baño a defecar.

He anulado mi cuenta y he borrado el programa. Primer efecto inmediato: Silencio. Mi teléfono ha dejado de sonar cada pocos minutos. Segundo: Batería. Los amperios han aumentado o el consumo ha bajado. Sea como sea tengo un teléfono nuevo.

Efectos secundarios: Llego a casa al mediodía y se lo explico a mi mujer. Se indigna. ¿Y ahora cómo voy a enviarte mensajes? Con lo bien que me iba, anda póntelo otra vez. Y eso que trabajamos y vivimos juntos. Le respondo: Mira, en un mes me mandaste dos mensajes. Uno que fuera a la carnicería y otro que venía tu madre. De los dos, interesantes, sólo uno. Mándame un SMS la próxima vez. Me he tenido que hacer la comida yo.

A las tres de la tarde recibo la visita en mi trabajo de una persona con la que me une cierta amistad. ¿Te has quitado el guats? ¿Qué te ha pasado? Serenamente le cuento que me he agobiado del programa, que prefiero no usarlo. Me mira con cara de incredulidad. ¿Con quién te has enfadado?, insiste. Joder qué pesada. Le repito que no, que no pasa nada, que ya me lo volveré a poner más adelante. Seguimos hablando de otras cosas pero cuando se va vuelve a la carga: ¿Me contarás algún día lo que de verdad te ha pasado?

Entro en mi cuenta de Facebook en el MacBook. Uso mi cuenta para supervisar la publicidad de varias páginas que gestiono. Sorpresa: Tengo siete mensajes preguntándome todos más o menos lo mismo: ¿Qué te ha pasado? Incrédulo redacto un texto genérico y lo pego en todos y cada uno de los mensajes explicando lo mismo: Estaba estresado y lo he borrado, si necesitáis poneros en contacto conmigo ya tenéis mi número. Gracias.

Al cabo de pocos minutos descubro un programa que casi ni sabía que existía. Otros de mis contactos están intentando dar conmigo a través de algo que pueda enviar mensajes gratis, en este caso iMessage. Se me abre una ventana y un conocido empieza con la misma ristra de preguntas. Al cabo de poco otra ventana. En uno de los grupos donde estaba el primer interlocutor ha comentado que me ha localizado en iMessage y todos los que tienen iPhone empiezan a escribirme preguntando: ¿Qué te ha pasado? ¿Estás bien?

He apagado el MacBook y el iPhone. He salido a dar una vuelta desconectado del mundo. Por suerte sólo era usuario activo de WhatsApp. Tengo cuenta de Twitter pero he enviado 4 mensajes, 5 a lo sumo, en 3 años. Tengo cuenta en Instagram pero no envié jamás una foto. En Facebook mi actividad personal es nula y Skype y otros sistemas de comunicación como Line y sucedáneos no han llegado a instalarse en mi teléfono. ¿Qué ocurriría si hubiera sido usuario activo de todas estas redes sociales y un día decido desapuntarme de ellas?

Creo firmemente en las relaciones personales presenciales, aquellas que te permiten compartir las vidas dando un paseo, haciendo una excursión, saliendo a correr por un sendero de tonos ocre y olor a tomillo. Aborrezco entrar en una consulta médica y ver a la totalidad de pacientes con los pulgares en acción y la mirada clavada en la pantallita del teléfono.

Vivir sin WhatsApp se ha convertido en una paradoja. Estamos fabricando personas conectadas permanentemente al mundo pero ajenas a la realidad que les rodea. Yo me atrevería a decir que en cierta forma estamos enfermando. Pero lo triste es que ahora mismo, para muchos, el único desequilibrado de esta historia soy yo.

Autor Vicenç Lacruz visto en Todo Pocket PC.

01 julio, 2013

Soneto inédito de Quevedo dedicado a la hermosura.

Descripción de la hermosura

Piojos cría el cabello más dorado,
lagañas hace el ojo más vistoso,
en la nariz del rostro más hermoso
el asqueroso moco está enredado.

La boca de clavel más encarnado
tal vez regüelda a hálito fatigoso,
y la mano más blanca es muy forzoso
que al culo de su dueño haya llegado.

El mejor papo de la dama mea
y dos dedos del culo vive y mora,
y cuando aquesta caga, es mierda pura.

Esto tiene la hermosa y más la fea,
veis aquí el muladar que os enamora,
cágome en el Amor y en su hermosura.