23 abril, 2008

Pisos de lujo

Voy por la calle y me topo con un cartel inquietante: “Pisos de lujo de uno y dos dormitorios”. ¿Desde cuando es un lujo tener una casa de un solo dormitorio y 50 metros cuadrados? Leo el precio de los pisos y entonces sí me doy cuenta de que son un lujo al alcance de muy pocos bolsillos, porque comprar un cuchitril por 7.000 euros el metro cuadrado es un capricho que la mayoría no se puede permitir. Algo así como adquirir gulas al precio de angulas. Gulas de lujo a tropecientos euros el kilo… ¿Pero son angulas? No caballero, son gulas, pero de lujo. Ah, qué bien. Entonces compro. Como los políticos, los vendedores inmobiliarios tienden a la perversión del lenguaje y en virtud de esa trampa propagandística el lujo ya no radica en el espacio sino en el precio. Una vivienda pequeña de una sola alcoba es de lujo porque sí, porque lo dice la constructora y, si no, ahí está el precio para atestiguarlo: ¿no es finalmente éste la medida de todas las cosas, lo que realmente diferencia lo lujoso de lo cutre? Pues ya está: si vale más de 300.000 euros, tiene que ser de lujo, aunque los metros cuadrados lo desmientan.

Entras en viejos pisos del casco histórico de ciudades como Madrid o Barcelona y abundan los que son espaciosos, los que cuentan con pasillos laberínticos que de manera inexorable conducen a una nueva habitación; pero en cuanto te alejas del centro aparecen las nuevas promociones de viviendas lujosas, verdaderas madrigueras de 50 metros cuadrados que superan en muchos casos los 6.000 euros el metro cuadrado. Qué maravilla. Qué caro está el lujo últimamente, qué caro y qué cutre. Y todavía hay gente que se queja de que la venta de pisos esté cayendo… Sobre todo esos empresarios capaces de vender gato por liebre, es decir, capaces de ofertar las mismas soluciones habitacionales que ya nos anunció la ex ministra Trujillo, pero ahora con un precio de lujo, o sea, quintuplicado.

Julio Aparicio Belmonte extraido del diario metro

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