“De respaldo” es el nombre que han elegido para la privatización del SOL. De respaldo para que sus intereses económicos no sufran menoscabo alguno y aumenten, eso sí, los beneficios de cuatro energúmenos que piensan que todo cuanto existe aquí, en este desgraciado planeta y en cualquier punto del Cosmos, les pertenece sólo a ellos, que son los que tienen el dinero que previamente nos han ido robando año tras año. La privatización llevada a su máximo exponente. Y el pueblo les respalda, ese pueblo que nunca se entera de nada, es pueblo ignorante de cuanto, de verdad, acontece en sus vidas y en el mañana de sus hijos.
Todos los que son como ellos, los que defendieron la libertad del individuo y su unicidad, se han hecho los únicos dueños de este País y del mundo entero. Tienen el dinero. Y ese era su único interés. No mejorar la Felicidad Bruta Interior de los ciudadanos, sino el PIB de sus empresas. Este planeta y todo cuanto en él existe, no lo puso ahí Dios para el disfrute de todos los seres, lo puso, todo fue creado, para que unos pocos listos se apropiaran de él y, sólo ellos, fueran los beneficiados de todos los recursos, los naturales y los que la mano de los esclavos fueran capaces de hacer, eso sí, con el sudor de su frente.
"Aquel que no lucha por sus derechos, ni por el reparto de la riqueza, ni por la libertad, ni por su dignidad, está condenado de antemano por un sistema putrefacto que acabará destruyéndole. El silencio, la indiferencia, el sentirse ajeno son síntomas de una enfermedad llamada desentendimiento. Y los que no entienden de qué va, se convierten en los cómplices necesarios del mayor ultraje a lo Humano y deja de serlo para convertirse en su propia alimaña."
No han pasado ni 2 años y nos han arrebatado las ayudas a nuestros viejos y cuando los llevas al hospital te preguntan que “Para qué lo han traído”. Pronto, al llegar, les pondrán la vacuna que acabe con su vida de esclavo, que su mísera pensión ha de ser recuperada por el sistema y que pronto será privatizado.
Los centros de enseñanza público, se habrán transformado en centros penitenciarios privados donde almacenar a las ingentes cantidades de esclavos ociosos y maleantes al sistema, los vagos y maleantes de no hace mucho. El que no produzca dinero a los dueños del sistema, serán debidamente aniquilados y sus familias destruidas o, cuando menos, asoladas. El servicio de recogida será eficaz, pues cuantos más sean, más cobraran de un Estado policial y recaudatorio-impositivo, por su trabajo de liberar a los productivos de las amenazas de los improductivos.
Toda la población estará debidamente localizada y controlada a través de sus propios móviles de siempre, los de última generación. Todos deberán mantener la ciega obediencia de las autoridades que ya no serán elegidas en votaciones abiertas a cualquier ciudadano, pues, serán los consejos de administración de las grandes corporaciones y multinacionales las que decidan quiénes ocuparán los puestos para la gestión de la miseria y podredumbre de las masas de ignorantes y sumisos.
Todas tus horas serán dedicadas a la producción y recibirás por ello el vale que canjearás exclusivamente en el “Economato” de la propia empresa y ninguna otra cosa fuera de él, podrás tener. Eso o la cárcel ya privatizada, donde seguirás siendo un medio para que la misma empresa gane dinero del Estado y de los esclavos productivos. Sea a costa de tu mísera vida entre esas paredes, donde comerás o no, según convenga y donde trabajarás 16 horas sin prestación alguna, nada más que tu propia condena de la que jamás podrás liberarte. Un esclavo preso es el más bajo de una escalera a la que tan solo le quedan 3 peldaños: Rico, esclavo, preso -esclavo.
Aquella Justicia también quedó privatizada al mejor postor y en cada localidad es distinta, según la empresa que la gobierne. El Estado o lo que queda de él, no puede inmiscuirse en esos asuntos, ni tan siquiera la posibilidad de supervisión. Todo cuanto esas grandes empresas hagan estará bien hecho y conforme a sus intereses económicos y de beneficios. Ellas han destituido al Estado, ellas dieron el mayor “golpe de Estado” e incluso las fuerzas de seguridad ya les pertenece y los ejércitos son cuerpos de mercenarios que por dinero harán lo que se les ordene por esos mismos consejeros de administración.
Tu casa ya no será tu casa. Todas, las pagadas al sistema y las no pagadas, fueron embargadas por la insaciable banca. Tus pertenencias también fueron embargadas y solo te dejaron lo más esencial y básico sin olvidar la televisión que es el canal preferido por el sistema para mantenerte informado de todas sus mejoras sociales y de la felicidad que te procuran en tus poquísimas horas libres.
A través de sus ondas, los autómatas gobernantes del sistema, venden las excelencias del día a día y lo que trabajan para la subsistencia de todos. Casi todo son documentales de cómo era el mundo animal y vegetal ha no mucho tiempo y que devolver la humanidad a ese estado es su único interés. Siguen mintiendo. La mentira siempre fue su arma más certera. Con la mentira ellos consiguieron la riqueza que tienen y con la que han hecho un mundo a su justa medida.
Los fines de semana ya no se hacen largos ni tediosos, ni las autovías se colapsan, ni los campos de fútbol se llenan. Nada de ello ha quedado. Las jornadas laborales son de lunes a lunes y los campos de ese juego se convirtieron en campos de preselección de los improductivos de los que aislaban los tullidos, enfermos y disminuidos que nadie supo nunca de su destino.
Nunca antes las noches fueron tan estrelladas. Sólo hay energía para los ricos y éstos viven en lugares apartados en las afueras de las ciudades, en enormes urbanizaciones súper vigiladas, de las que no necesitan salir y en donde los esclavos más disciplinados y sumisos, los seleccionados, obtienen ciertos privilegios.
No tienes permiso para tener hijos y si alguna mujer quedara embarazada es rápidamente aislada en lo que eran templos y monasterios y donde nadie conoce qué hacen con ellas y ellos. Aunque todos los intuyen. Los ricos nunca quieren hacerse viejos, sangre nueva y limpia, órganos jóvenes y fuertes, miembros inmaculados, ciencia que todo lo puede, dinero que lo paga… investigación que nunca cesa. Es para los ricos.
Aquel que no lucha por sus derechos, ni por el reparto de la riqueza, ni por la libertad, ni por su dignidad, está condenado de antemano por un sistema putrefacto que acabará destruyéndole. El silencio, la indiferencia, el sentirse ajeno son síntomas de una enfermedad llamada desentendimiento. Y los que no entienden de qué va, se convierten en los cómplices necesarios del mayor ultraje a lo Humano y deja de serlo para convertirse en su propia alimaña.
José María Hernández visto en Vegamediapress.com
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