Cayó un muro, el de Berlín, y el mundo entero lo aplaudió.
Otros muros, mucho más largos que el de Berlín, se levantan ahora, y una parte del mundo también aplaude.
Los muros de Ceuta y Melilla, formados por vallas de alambre de varios metros de altura, construidos por los sucesivos gobiernos españoles y financiados por la Unión Europea. El muro de Cisjordania, que perpetúa la ocupación israelí del territorio palestino. El muro que Estados Unidos está construyendo en la frontera con Méjico. El muro de 2700 Km que Marruecos construyó y que le permite mantener su ocupación del Sáhara Occidental.
Y hay otro muro que no se ve, pero que tiene tanta fuerza como los físicos: el muro mediático. El que esconde los muertos de los que intentan cruzar, el que oculta las familias separadas, el que invisibiliza lo que ocurre dentro de lo que cerca. El que justifica y celebra que existan.
Autor María González visto en consume hasta morir
26 agosto, 2009
Muros
Etiquetas:
La sociedad del redil
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1 Internautas dijeron....:
Amén. Profunda reflexión. Nada más que añadir...
dirty saludos¡¡¡
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