Deberían de encarcelar, por crueles y cínicos, a los políticos que aceptan que un empresario pague a su empleado el sueldo mínimo profesional. El sueldo mínimo convierte a las personas en robots. De la cama al trabajo, del trabajo a comer, de comer al trabajo, dormir, llorar. Las personas se convierten en máquinas expendedoras de refrescos.
¿Se puede comer sin dinero en la ciudad? Henry Miller, para poder pasar los días y las noches escribiendo, lo hacía así. Escribía una carta en la que pedía le invitaran a almorzar un día a la semana: que era un escritor sin éxito. Hacía copias de las cartas, bajaba a la calle y las entregaba a respetuosos padres de familia.
Le invitaban a comer a casa. Incluso, como era una buena acción, se desvivían por el pobre hombre: comida en abundancia, vino y hasta un puro. Pronto, tenía casas donde almorzar y cenar cada día. Y si no le gustaba la comida que le servían, escribía más cartas, hasta que encontrase otra donde se cocinara mejor.
Cuando se despedía de esas familias que cocinaban mal, jamás contaba el verdadero motivo. Por si un día había necesidad y deseaba regresar. Les decía que había encontrado trabajo. Henry Miller también pedía dinero por la calle para irse de putas.
Cortesia del diario 20minutos
24 mayo, 2007
Sin dinero
Etiquetas:
Relatos prestados
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
0 Internautas dijeron....:
Publicar un comentario