22 febrero, 2008

Mayday, mayday: Políticos

Dicen que quienes saben hacer las cosas, las hacen; quienes no saben, enseñan a hacerlas; quienes no saben enseñar, enseñan a los que enseñan; y quienes no saben enseñar a los que enseñan, se meten en política. Parece que ahora, más que nunca, nuestros políticos se empeñan en demostrárnoslo. Tendrían que salir a la calle, salir a la calle de verdad y escuchar lo que se habla de ellos. ¿Quién les da permiso para prometernos propinas a cambio de votos? ¿De dónde creen que sacan el dinero? ¿Se creerán los dueños? ¿Pensarán, en realidad, que somos necios? ¿Es posible que no se vean con nuestros ojos? No hay quien los aguante. Nunca se habían mostrado tan zafios los políticos.

En su cerrazón por obtener votos, ni siquiera sienten el pudor de ocultar su papanatismo. Por más razones que se busquen, por más construcciones mentales y justificativas que edifiquen, su punto de partida siempre es erróneo, porque arranca del despecho y de la ambición de poder. Y es tanta su burrez, que nos estamos desmarcando de ellos. Estamos aprendiendo a sobrevivir y a salvaguardar nuestra convivencia cívica, pese a la crispación de los políticos.

Nos hemos dado cuenta, porque ni siquiera saben disimularlo. A nuestros políticos les preocupan únicamente los votos. No es que quieran nuestros votos para arreglar el país, no, es que quieren nuestros votos para seguir jugando a ser políticos. Sus argumentos tienen la inconsistencia del ataque-reacción, en un interminable feedback que ya nos resulta cansino. Cada vez somos más los que adoptamos una actitud consciente e individual frente al patrón de arrastre de los partidos. Lo que no quiere decir que no nos comprometamos con las urnas. Lo hacemos, pero con el conocimiento propio y la reflexión en conciencia. Lo que queremos es vivienda, comida, sanidad, escuela y jubilación. Eso queremos. Todos, sin excepción. Y empezamos a estar hartos de tanta palabra huera y tanta promesa sin cumplir. O cambian, o les auguro una abstención ecuménica. Y, si no es así, que les aproveche el liderazgo. Ser líder populista es una de las peores vidas a las que puede aspirar una persona. Y no digo nada si, encima, tiene detrás de la oreja a una banda terrorista.


Luchy Nuñez extraido del diario Metro

1 Internautas dijeron....:

ipecan dijo...

Estoy de acuerdo con el desánimo mostrado.

Somos seres racionales y nuestros candidatos tratan de hipnotizarnos para que votemos insconscientemente, sólo guiados por tantas y tantas promesas