25 junio, 2007

El peliculón de la Cibeles


Me parto. Es que me parto de risa. Se armó la de San Quintín hace unos años porque los chicos del Real Madrid se subieron a la Cibeles para ponerle la bufandita. El grito en el cielo.


Desde entonces se decidió que no, que hay que proteger el monumento de los vándalos de Chamartín, no vaya a ser que la chica se nos quede manca de nuevo y haya que hacerle otra mano ortopédica de mármol toledano. Eso sí, el ilustrísimo alcalde ha permitido que se mantenga el rito hortera de besar a la diosa, diseñando un dispositivo a lo Guerra de las galaxias de serie B.
El capitán del equipo, cual ángel elegido en el reino de los cielos, despega y flota alrededor de la hierática subido en una grúa que hace las veces de blanca nube. La niña y sus fieras no sufren desperfectos. Qué respiro. Y todo esto para que al día siguiente vaya un gachó del Ayuntamiento y, con mono y botas de currela, se suba y pisotee a la interfecta para quitarle el trapito del cuello. Qué peliculón más tonto.
Jaime Jimenez - Extraido del diario 20minutos

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