16 noviembre, 2008

Basurilla a espuertas

Esta entrada de Antonio Sempere viene a confirmar que hay gente que piensa, al igual que yo, que la televisión actual es una auténtica bazofia.
Las cadenas públicas y privadas se han dado cuenta que el morbo y la mierda venden, y se han apuntado al carro de ofrecer una programación basada en ello.
No existe ni una sola cadena (con la excepción de la 2 de TVE) en la que no dé verguenza ajena ver su programación.

Vivimos en una sociedad a la que conocer la opinión de una persona que ha sido encarcelada por un delito de malversación, cohecho, fraude fiscal y estafa, o las andanzas de los Antonio Roca y Julianes Muñoz de turno es lo que más le interesa ver en televisión.

Y eso no es todo. En nuestras televisiones tenemos mujeres que intentan justificar que si tu novio te está pegando una paliza por amor, y otra persona acaba en la UCI por defenderte, eso le ha pasado por meterse en donde no le llaman. Hijos que acusan sin el más mínimo pudor de drogadictos y puteros a sus padres. Padres que airean a los cuatro vientos sus relaciones personales con su pareja o con otra, e incluso podemos descubrir cúal es el record Guinnes de polvos que puede echar un ex-guardia civil en una sola noche. Y así podría seguir in eternis.
Tenemos el modelo de televisión que nosotros mismos demandamos.

LO CRETINO

La televisión cretina avanza imparable. Ten TDTs, tecnologías digitales, ofertas mil para esto. Regresa Luis Roldán a Telecinco, pasa por caja, y además de cobrar sus 50.000 eurillos del ala, se convierte en el fenómeno mediático del mes. Sólo superado por la sesión homónima de Julián Muñoz, por la que cobrará, parecen indicar todas las fuentes, siete veces más.

Aunque tampoco hay que ir a casos tan especiales para comprobar el listón de calidad que atraviesan nuestras teles. El miércoles me moría de vergüenza cuando, a la vez, Antena 3 en GPS y Telecinco en Rojo y negro ofrecían basurilla a espuertas. Y digo esta palabra por no decir otra peor. Y como era de prever éstas fueron las ofertas más vistas de esa noche. Cómo sería el festín de sexo de tercera división, sucesos, policías, drogas, marginalidad, que a su lado hasta el debate espectáculo de 59 segundos parecía una cumbre de la televisión educativa.

A esas horas, y vamos a ser un poco optimistas, también cohabitaba la vida inteligente en otras latitudes. Buenafuente hacía de las suyas. Y los de Miradas 2 charlaron con el actor Adolfo Fernández, que confesó haber combatido durante ocho meses un cáncer radical, al que ha vencido para volver a representar Cantando bajo las balas, encarnando a Millán Astray. Y a los actores Unax Ugalde y Bárbara Goenaga, que presentaron en el Guggenheim de Bilbao su nueva película, La buena vida, charlando con Alex Barreiro. De momento, reparé en la suerte que tengo. Si me encontrase por la calle a cualquiera de los tres mencionados, a Adolfo, a Unax, a Bárbara y a Alex, no sólo nos saludaríamos. Lo más seguro que es que nos parásemos. A comentar cómo nos va. Ese es el grado de que marca el índice en las relaciones. Saludar. Parar. Besarse. Contarse

Antonio Sempere - Visto en diario de Sevilla

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