Viñeta de el roto vista en El País
No es algo nuevo que se vaya a descubrir ahora ni algo que vaya a sacar a la luz, pero indiscutiblemente la "desaceleración económica" (según nuestro Presidente del Gobierno, no se puede decir la palabra CRISIS) que está viviendo nuestro país en estos momentos está afectando sin duda a la corrupción municipal.
Durante los últimos años hemos visto como numerosos casos de corrupción urbanística salpicaban a municipios de toda España. Municipios gobernados por políticos de una u otra de las fuerzas mayoritarias e incluso a grupos políticos independientes como el GIL en el caso de Marbella. Sobre el caso de Marbella yo tengo mi propia hipótesis.
En todo el territorio nacional no hay una sola provincia que se haya librado de tener su escándalo particular, y según los análisis de los expertos los casos de corrupción que ven la luz son sólo una parte ínfima en relación con lo que verdaderamente sucede en los despachos municipales o en los de las grandes constructoras.
Los ayuntamientos son los dueños absolutos de la mayor parte del terreno que hay en su municipio. También son los encargados de decir cómo quieren que crezca su municipio y a qué se va a dedicar cada solar, parcela o porción de terreno. Si va a ser para vivienda, para colegios, supermercados o zonas deportivas (de éstas suele haber pocas porque dan poco dinero, salvo el que se pueda llevar el concejal de turno por conceder la licencia de obra a una u otra constructora).
El gran problema de esta situación es que probar que ha existido es prácticamente imposible, porque no interesa que salga a la luz por parte de ninguno de los dos grandes partidos gobernantes para que su credibilidad y honorabilidad no se vean en peligro. Si por casualidad alguien levanta la liebre y el caso de corrupción es conocido por la opinión pública, se corta la cabeza del pringado de turno y se pone a otro que esté dispuesto a correr ese riesgo.
Luego se publica en los medios que era una manzana podrida dentro del honorable cesto del partido y a seguir haciendo lo mismo pero con otro cargo de confianza.
Algo de cierto debe de haber en todo esto cuando todos los políticos hacen cuanto está en su mano para ser los elegidos por los ciudadanos para gobernar.
Ya lo dice un conocido dicho: "Que Dios me ponga donde haya que de llevármelo me encargo yo" y en el caso de los ayuntamientos hay mucho, pero que mucho dinero para llevarse......
Mi hipótesis sobre el caso Marbella es que al ser un municipio gobernado por un grupo independiente como era el GIL, si el escándalo salía a la luz no afectaba a ninguno de los grandes partidos y de paso se quitaban un rival de la alcaldía.
Porque casos como el de Marbella los tenemos en todos los municipios.
13 julio, 2008
La corrupción municipal en peligro
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