1.Siempre que sea posible, plantéate hipótesis alternativas. Una de las cosas más sencillas que podemos hacer para mejorar nuestra capacidad de pensar y razonar es adoptar la disciplina de considerar hipótesis alternativas. Algo tan sencillo como obligarnos a hacer una lista de alternativas puede mejorar la fiabilidad del razonamiento. Cuanto más reflexionemos sobre ideas y posibilidades distintas de aquellas a las que estamos más apegados, tanto mejor.
2. Reformula la pregunta.Nuestra misión deber ser analizar las cosas con escepticismo y desarrollar la costumbre de pensar dos veces todo aquello que se nos pide. Debido a la memoria contextual, siempre estamos nadando a contra corriente: el modo en que pensamos en una pregunta configura invariablemente lo que recordamos, y lo que recordamos incide en las respuestas a las que llegamos. Formularse cada pregunta de más de una manera es una forma poderosa de contrarrestar esa tendencia.
3. Recuerda siempre que la correlación no implica una causalidad. Tendemos a juzgar en ocasiones de forma errónea en función de una correlación objetiva.
4. No olvides nunca el tamaño de la muestra.
En las estadísticas, la gente muchas veces no tiene en cuenta la cantidad de datos que ha utilizado para extraer sus conclusiones. Cualquier suceso aislado puede ser aleatorio, pero la recurrencia de la misma pauta una y otra vez tiene menos probabilidades de ser azarosa. Desde el punto de vista matemático, cuanto mayor es la muestra, más fiable es la estimación.
5. Prevé tu impulsividad y anticípate.
Ulises se hizo a atar a un mástil para resistir la tentación de las sirenas; haríamos bien en aprender de él. Las tentaciones (comida, gastar, ..) son mayores cuando las tenemos delante, así que saldremos mejor parados si somos previsores que si nos dejamos llevar por el impulso del momento.
6. No sólo fijes objetivos.
Traza un plan de contingencia. Con frecuencia a la gente le es casi imposible atenerse a objetivos vagos como "Voy a hacer dieta" o "tengo intención de acabar este artículo antes de la fecha entregada". Y no basta con especificar un objetivo ("Pienso perder diez kilos"). Sin embargo, la investigación llevada a cabo por el psicólogo Peter Gollwitzer demuestra que transformando los objetivos en planes de contingencia concretos -del tipo "Si X, entonces Y" (por ejemplo, "Si veo una bolsa de patatas fritas, no le haré ni caso")- aumentamos notablemente las probabilidades de alcanzar nuestros objetivos.
7. Siempre que sea posible, no tomes decisiones importantes cuando estés cansado o tengas otras cosas en la cabeza. Pensar cuando uno está cansado (o distraído) no es muy distinto de conducir cuando uno ha bebido. Cuando estamos cansados nos apoyamos más en el sistema reflejo y menos en el razonamiento deliberativo. Si queremos razonar sólo mediante las emociones, adelante; pero si preferimos racionalizar, es importante crear "condiciones ganadoras", y para las decisiones importantes, esto implica un descanso suficiente y una concentración plena.
8. Sopesa siempre los beneficios y los costes. La gente tiende a hallerse en una actitud de "prevención", dando más importancia al coste de sus acciones ("Si no voy al concierto, perderé el dinero de las entradas") o en una actitud de "promoción", dando más importancia a los beneficios ("¡Será divertido! ¿Qué más da si mañana llego tarde al trabajo?). Un juicio sensato exige sopesar los costes y beneficios, pero a menos que estemos alerta, nuestro temperamento y nuestro ánimo se interpondrán.
9. Imagina que tus decisiones pueden ser sometidas a inspección. Hay estudios que han demostrado que la gente que piensa que tendrá que justificar sus respuestas es más objetiva que la que no. Cuando se espera que rindamos cuentas de nuestras decisiones, tendremos a invertir un mayor esfuerzo cognitivo y, en consecuencia, a tomar decisiones más elaboradas, analizando la información con más detalle. Por eso mismo (y está comprobado) es más probable que los empleados de una oficina paguen el café de una cafetera de uso común si ésta se encuentra bajo un póster con un enorme par de ojos -que suscita en la gente la sensación de rendir cuentas- que si está bajo un póster de unas flores.
10. Distánciate. Toma perspectiva. Los budistas nos dicen que todo parece más importante en el momento, y tienen razón. Nuestra mente está preparada para sopesar lo cercano y lo lejano de manera totalmente distinta: lo cercano en términos concretos y lo lejano en términos abstractos.
11. Cudado con lo pintoresco, lo personal y lo anecdótico. En un estudio se proporcionó a los sujetos del experimento dos fuentes de información: por un lado, los resultados de un estudio muy sólido desde el punto de vista estadístico, publicado en una revista prestigiosa de consumo, donde se favorecía los preservativos de la Marca A; por otro lado, una sola anécdota (escrita supuestamente por otro estudiante) recomendando la Marca B, basada en que un preservativo de la Marca A se había roto durante el coito, dando pie a un desasosiego ante un posible embarazo. Prácticamente todos los estudiantes coincidieron en principio en la mayor fiabilidad de información publicada en la revista de consumo y además no querían que sus amigos eligiesen a partir de una prueba anecdótica. Pero cuando se les pidió que eligieran para ellos, casi una tercera parte (el 31%) cedió ante lo anecdótico, y eligieron la Marca B.
12. Establece tus preferencias. Las decisiones tienen un alto coste psicológico e incluso físico, y sería imposible aplazar todas las decisiones hasta disponer de la información completa y el tiempo necesario para reflexionar sobre cada contingencia y alternativa. Reserva tus decisiones más delicadas para las elecciones más importantes.
13. Procura ser racional. Una de las razones más importantes por las que merece la pena esforzarse en ser racional es que así uno, con la práctica, puede inducirse a usar algunas de las técnicas descritas (como contemplar las alternativas posibles o plantearse las decisiones como si uno tuvier que rendir cuentas de ellas). Decirse que uno debe ser racional probablemente no baste, pero podría ayudar junto con todo lo demás.
Autor Gary Marcus extraido de su libro Kluge la azarosa construcción de la mente humana.
01 julio, 2010
13 consejos para vivir mejor.
Etiquetas:
Píldoras para el alma
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1 Internautas dijeron....:
Me gusta este apartado tuyo de píldoras para el alma. Gracias.
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