Hace, hace 1095 días tuvo lugar una guerra de la acción contra el pensamiento.
Cada siete días se producía una batalla y ganaba el pensamiento.
El general de la acción intentaba ganar al pensamiento, pero no tenía tropas: estaba él solo.
Se sucedían las batallas y la acción no conseguía obtener la victoria deseada.
Quizá el general debía consultar con otros mandos aliados pero no lo hacía.
Pero llegó el día en que el general decidió intentar un movimiento arriesgado
Se dispuso con todas sus fuerzas y, aunque con gran temor, con una sangre fría digna de elogio, se enfrentó al pensamiento.
Fue el día en que las acciones se impusieron al pensamiento, y surgieron como un gran manantial palabras profundas y sinceras.
Desde entonces brilló la luz de otra manera en la vida del general.
Desde entonces el general ya no estuvo solo porque un corazón se incorporó a él como tropa fiel dispuesta a luchar con él en las batallas que le surgieran.
Cada siete días se producía una batalla y ganaba el pensamiento.
El general de la acción intentaba ganar al pensamiento, pero no tenía tropas: estaba él solo.
Se sucedían las batallas y la acción no conseguía obtener la victoria deseada.
Quizá el general debía consultar con otros mandos aliados pero no lo hacía.
Pero llegó el día en que el general decidió intentar un movimiento arriesgado
Se dispuso con todas sus fuerzas y, aunque con gran temor, con una sangre fría digna de elogio, se enfrentó al pensamiento.
Fue el día en que las acciones se impusieron al pensamiento, y surgieron como un gran manantial palabras profundas y sinceras.
Desde entonces brilló la luz de otra manera en la vida del general.
Desde entonces el general ya no estuvo solo porque un corazón se incorporó a él como tropa fiel dispuesta a luchar con él en las batallas que le surgieran.