Chapas, bicis y gordos

Mañana muchos chavales se despertaran ilusionados para ver si los reyes magos les han traido los regalos que habían pedido en sus cartas. Serán muchos los hogares en los que el regalo estrella sean las XBox, Wii, PlayStation y demás gadgets cibernéticos, relegando al olvido los juguetes de toda la vida.

Después de ver algunos anuncios en nuestra caja tonta, caigo en la cuenta de que no habrá ningún juego o juguete que se salve de caer en las garras tecnológicas, y que, desgraciadamente, la jubilación de los juguetes tradicionales no tendrá vuelta atrás.

Y es que algo está cambiando en nuestra sociedad. No hace mucho coincidí en un evento familiar con varios chavales de entre 10 y 12 años en una enorme finca. El lugar era idóneo para jugar al futbol, al escondite, a las chapas o a cualquier otro juego. Allí estaban algunos chavales jugando con sus consolas portátiles, mientras que los menos afortunados hablaban con ilusión sobre esos reyes que vendrán mañana y miraban con envidia como jugaban los poseedores de semejante tesoro sin saber que hacer para divertirse salvo mirarlos.

Cuando vi el anuncio de la bicicleta estática que creaba la sensación de estar pedaleando en el campo me quede atónito. Lo mismo me sucedio cuando ví el del Play chapas. Acto seguido me pregunté a mi mismo si esos chavales conocerian lo divertido que es jugar a esos juegos en realidad..........

Chapas, bicis y gordos

autor Daniel R. Garuncho visto en ADN

Uno: el chaval está jugando a las chapas tan feliz, pero un amigo le hace ver que, hombre, que cómo se le ocurre, que a eso se juega con la PSP. Y, ale, el niño coge la consola y pasa a un salón con varios PSP abducidos más que se están dejando las yemas de los pulgares con el Play chapas.

Dos: un niño pedalea. Hasta aquí todo normal. Pero pedalea enchufado a una tele que escupe paisajes virtuales. Se trata de Smart Cycle, la bici estática de Fisher Price que se vende como el gran invento para combatir el sedentarismo infantil. Ojo.

Tres: los dos anuncios anteriores de videojuegos me dan un poco de miedo, me hacen pensar en otro producto estrella de esta Navidad: la (genial) película Wall.E, donde los humanos aparecemos como bolas de grasa sin vida, incapaces de apartar la mirada de la pantalla de la butaca. Marionetas de nuestros gadgets cibernéticos.