En el primer mes del Año internacional de la Astronomía estamos un poco más cerca de conseguir uno de los objetivos principales que se marcó la Organización Europea para la Investigación Astronómica en el Hemisferio Sur (ESO): la construcción de un observatorio terrestre de primer nivel.
En 1953 en la mente del astrónomo alemán Walter Baade surgió la idea de crear un observatorio común para astrónomos europeos. Algunos meses más tarde, en enero de 1954, doce connotados astrónomos de Bélgica, Francia, Alemania, Inglaterra, Holanda y Suecia, se reunieron en la Universidad de Leiden para discutir esta nueva idea de un observatorio común para Europa. España se unió a esta organización hace tres años.
Desde fines de 2005, ESO ha estado trabajando junto con su comunidad de usuarios -astrónomos y astrofísicos- para definir las necesidades que deberá satisfacer el nuevo telescopio gigante para mediados de la siguiente década. Más de 100 astrónomos de toda Europa han estado involucrados durante todo el 2006, ayudando a ESO a producir un concepto original, donde el rendimiento, costo, cronograma y riesgo fueron evaluados cuidadosamente. Denominado E-ELT (por sus siglas en inglés de European Extremely Large Telescope).
Las prestaciones del E-ELT son impresionantes. Tendrá un tamaño de 42 metros de diámetro y su espejo, como podemos ver en las imágenes, estará compuesto por 984 segmentos hexagonales de 1,45 metros cada uno. La sensibilidad del E-ELT será 16 veces mayor de la que tiene el Gran Telescopio de las Canarias, que no estará operativo hasta marzo del 2009 y que es en la actualidad el mayor del mundo en su categoria.
El telescopio contará con una óptica adaptativa que servirá para corregir las turbulencias atmosféricas, con cinco espejos reflectores y otro secundario fragmentado.
El presupuesto necesario para la construcción de este "monstruo" se ha estimado en 1000 millones de euros, de los que la ESO sólo tiene 300, y su construcción tardará ocho años, por lo que no se espera que esté operativo hasta el 2017.
Pero este magnifico proyecto cuenta con un inconveniente: decidir donde estará ubicado. Cuatro paises se disputan su ubicación, Chile, Argentina, España, y Marruecos, de los que Chile y España son los favoritos.
Chile cuenta con la ventaja del clima y de que todos los telescopios de la ESO se encuentran allí, y España tiene a favor que se encuentra en Europa, donde los costes están más controlados, tiene un buen clima y que practicamente no existe actividad sísmica. Nuestra opción, en El Roque de los muchachos en las Islas Canarias, cuenta con el apoyo de todos los astrónomos españoles.
Su ubicación definitiva dependerá en gran medida de dónde se instale el TMT, el futuro telescopio que está desarrollando Estados Unidos, ya que éste tiene similares características al europeo y 30 metros de diámetro .
El lugar definitivo donde quedará emplazado el E-ELT lo sabremos antes de que termine este año.
Pero éste no es el único proyecto que hay en marcha para la construcción de estos supertelescopios. Actualmente se está estudiando la viabilidad de un par de proyectos llamados Euro50 y OWL, que utilizando técnicas similares a las del TMT podrían tener espejos de 50 y 100 metros respectivamente.
De llevarse a cabo todos ellos podremos acercarnos más a las galaxias que nos rodean y desentrañar muchos de los misterios de nuestro "pequeño" universo.
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