04 septiembre, 2008

¿Vivimos ahora mejor que nunca?



En respuesta a las declaraciones del secretario del PSOE José Blanco en las que, ante la grave crisis que nos afecta, dijo que ahora vivimos mejor que nunca.

Quizás estaba hablando que, efectivamente, ELLOS* viven ahora mejor que nunca.

* La clase política, constructores y grandes empresarios.

Ahora que lo tenemos todo, hemos de preocuparnos por sobrevivir

Vivimos mejor que nunca, en teoría, porque hay más universitarios, más mujeres en el mundo laboral, los vuelos de bajo coste nos ponen el mundo al alcance de la chancla, cambiamos la ropa del armario tres veces al año, la información fluye como el Amazonas, tenemos cientos de canales de televisión, blogs, youtube, myspace, móviles y portátiles a precios de risa, un iPod colgado de la cadera y muchos, muchos pisos construidos, muchos libros, muchas películas, mucho de todo.
¿Para qué?

Nada hay más subjetivo que la sensación de buena vida, y no es precisamente éste el mejor momento en España. Pero no a causa sólo de la crisis, que también, sino porque toda esa sensación de bienestar basada en el consumo -"hiperconsumismo", lo llama Lipotevski- enmascara nuestra constante insatisfacción, en la superficie, pero no consigue borrarla. En el fondo, ni los baratísimos salvavidas de H&M o Ryanair, ni el baño de ego diario en internet logran paliar el íntimo disgusto que nos acogota.

Porque no sirve de nada todo lo conseguido si no se puede disfrutar de ello. Además de tenerlo, hay que disfrutarlo. Ésa es la cuestión.

Los universitarios cuelgan sus rampantes títulos para meterse a comerciales en precario. Las mujeres trabajan fuera de casa, sí, y siguen haciéndolo dentro, y con exigencias físicas y de furiosa competitividad cada vez mayores. Cierto, ya son como hombres. Los hombres, por su parte, ven perplejos cómo se vapulea su imagen a base de cifras sobre palizas, asesinatos o calidad del semen -el macho es malo, pero ¿qué es el macho?-. Y en cuanto a todo lo adquirido, no nos quedan ni tiempo ni ganas de gozarlo. Porque un sueldo no llega para pagar un piso, ni propio ni de alquiler. Hay que buscar parches.

Al paso que vamos, acabaremos suspirando por llegar a mileuristas en un puesto de trabajo donde lo indefinido no será el contrato sino el horario -la Unión Europea ya habla de 65 horas semanales-. ¿Quién se acuerda de cuando las 35 horas estaban al alcance de la mano? ¿Quién de cuando mil euros eran un castigo para un joven? Y no nombraré, por decoro, lo de que las empresas tendrían guarderías para las madres.

Hemos entronizado el ocio y el consumo. Bien están ahí, para quien los quiera. Pero paralelamente no hemos liberado el tiempo necesario para disfrutarlo. Al contrario, vemos cómo nuestro poder adquisitivo se reduce a niveles ridículos frente a los gastos desorbitados que suponen las necesidades básicas: vivienda, educación de los hijos, transporte, alimentos...

Eso sí, siempre nos queda la posibilidad de comprarnos un billete barato de avión e irnos 20 días al año a la otra punta del mundo. Y, una vez allí, decirnos que el año entrante sí, cambiamos de curro, cambiamos de casa, cambiamos de pareja, cambiamos de coche. Cambiamos.

Autor Cristina Fallarás visto en adn.es

1 Internautas dijeron....:

ipecan dijo...

Es lo de siempre: ¿qué entendemos por vivir?. Pepe Blanco cree que basta con consumir para que la ciudadanía sienta que su calidad de vida ha mejorado: Nada más lejos.

¿Vivir es estar pendiente de las subidas del Euribor? ¿Vivir es tener que dejar el coche en la puerta porque no hay quien llene el depósito?. ¿Vivir es tener que salir corriendo del trabajo con la angustia de no llegar a recoger a los niños? ¿Vivir es sufrir lista de espera para que te vea un especialista de la Seguridad Social?., etc, etc...

Como siempre, los políticos van a suyo...