No tuve ocasión de ver el programa de La Sexta al que hace referencia esta entrada, aunque me hubiese encantado haberlo visto y disfrutar más que un cochino en un maizal, al comprobar como una cadena de televisión pone, una vez más, a nuestros políticos en un aprieto.
Siempre he pensado que la clase política está hecha de una pasta distinta a la del resto de los mortales, independientemente del color de su ideología, que en esos vericuetos no voy a entrar ni salir para que a nadie se le ocurra acusarme de nada.
Los políticos mienten sin ningún rubor. No dudan en hacer promesas que saben que no pueden cumplir, y sobre todo tienen la elegancia natural (por no decir caradura) de saber salir airosos de cualquier aprieto con una sonrisa socarrónica, sabedores de que los ciudadanos mientras tengan pan y circo no van a exigirles mucho más.
Si un ciudadano normal quiere conseguir un trabajo de taquillero en el metro se le exige una diplomatura en economía y empresas multisector, un master en gestión de activos y fondos públicos, tres idiomas hablados y escritos además del nativo, haber realizado algún curso de administración de sistemas informáticos con seguridad en redes inalámbricas y servidores de correo, un certificado de penales (por aquello de que va a estar controlando la pasta), 10 años de experiencia en un puesto similar y la firma de al menos 240 vecinos diciendo que es una buena persona para acabar cobrando 1200 euros mensuales.
En política es distinto. A ellos, que son los responsables del destino del país, no se les exige tanto como a los demás, y mucho menos si tienes un buen padrino. Como el caso de Bibiana Aído, la ministra con la carrera más meteórica de toda la historia de la política (puedes ver su curriculum pinchando en este enlace) y comprobar sus conocimientos y aptitudes).
Esto que van a leer a continuación no es ni el primer ni el único caso en el que un programa de televisión le gusta sacar la parte más desconocida de nuestros gobernantes. Y no creo que sea algo puntual porque no es la primera vez que sucede algo parecido.
“Es que no speak English”, dijo el ministro - Autor Daniel R. Caruncho visto en ADN.es
La política italiana es a menudo estrambótica, chillona, de tebeo. La posible explicación: uno de cada tres diputados fuma porros o esnifa cocaína. Eso demostró hace un par de años desde el programa Le iene (Las hienas), adaptación de Caiga quien caiga del canal propiedad de Berlusconi Italia 1.El equipo del espacio satírico entrevistó a 50 diputados con la excusa de recabar su opinión sobre una polémica ley presupuestaria. Pobres. En verdad se trataba de someterlos a un test de drogas. La maquilladora que secaba el sudor a sus señorías colocó parches que revelaban si el entrevistado había utilizado estupefacientes en las últimas 36 horas. El 32 % dio positivo. Las hienas no facilitaron la lista de diputados díscolos. Pero ahí quedó el dato.
Este domingo, Salvados (La Sexta) llevó a cabo un trabajo de campo menos sofisticado. Un supuesto reportero británico abordó a varios políticos en el Congreso de los Diputados en perfecto inglés. El ministro de Trabajo, Celestino Corbacho, era sincero: "Es que no speak English" (sic).Rosa Díez, fiel a sus principios, replicó: "En español, por favor". Ana Botella lo intentó con un inglés macarrónico pre-First Certificate ( ¿de qué hablaría con Laura Bush, pobre?), mientras que Alfonso Guerra salió por patas. Isabel Tocino fue la única que supo aguantar el tipo. Me extraña que aquí se monté follón cuando The Economist raja de nuestro panorama.Salvados demostró que, en caso de que cayera en sus manos la revista, nuestros políticos sólo se quedarían con las fotitos.
10 diciembre, 2008
“Es que no speak English”, dijo el ministro
Etiquetas:
La sociedad del redil,
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1 Internautas dijeron....:
Es uno de los mejores post que has escrito. Felicidades!
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